Ayer en vísperas de celebrar mi nacimiento, la muerte me sorprendió. El Ave Fénix se asoma con su presencia, recordándome una vez más la dualidad de la muerte y del nacimiento. Recibir la noticia de que una alumna de Kai Woman muera accidentalmente, me toca de forma profunda y me hace ir hacia adentro para comprender el secreto oculto de la muerte y la vida, pues la presencia de la muerte nos hace valorar aún más esta vida que tenemos.
Frente a este hecho recordé cada momento de esta vida, y puedo decir con firmeza que sí he vivido cada instante intensamente. Los riesgos que he tomado al salir del “patrón”, las locuras que he hecho, los viajes, los aprendizajes… Todo esto me hace valorar más mi vida. También imagino el día de mi muerte y me pregunto ¿Si muero hoy, estaría satisfecha de la cantidad de personas a quienes he servido y a quienes he tocado el corazón?
Vinieron muchas imágenes de mis amigas de Kai Woman y comencé a recordar cada proceso que ellas tuvieron dentro de la escuela, cada prueba que superaron, como se han transformado en las hermosas flores que son hoy. Recordaba a mi abuela, quien cuida de las flores en la finca con sutileza y suavidad, y pensaba que en el fondo hago lo mismo que ella. Cuido de un jardín de hermosas flores, unas son apenas capullos y otras comienzan a florecer, a dar su brillo y a expandir su aroma y perfume por el mundo. Como guardianas del jardín, les enseñamos a tener la raíces bien firmes en la tierra, a tener una tallo firme y flexible al mismo tiempo, a tener hojas fuertes y relaciones poderosas con sus hermanas del jardín, a entregarse y abrirse a los rayos del sol y a mostrar toda su belleza y aromas al mundo para inspirarlo. Katy era una nuevo capullo en el jardín, lista para crecer con fuerza y florecer internamente. Su partida duele y marca una gran presencia, pues ella llegó como una estrella fugaz a nuestras vidas para dejarnos un gran legado. Ella permitió que nosotras tocáramos su corazón y que ella tocara el nuestro, enseñándonos que no hay más tiempo que perder. Que la vida es ahora y hay que vivirla intensamente.
La muerte no es una tragedia, es la celebración de la reafirmación de nuestro legado. Hoy Katy me entrega como regalo de cumpleaños esta gran reflexión. Te amo mucho y que tu alma siga buscando el Dharma.
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