Seguimos este mes de Febrero con nuestro tema sobre las relaciones de pareja, y aquí más que escribir yo un texto, quiero citar un extracto de Bert Hellinger de su libro “Lograr el amor en pareja” el cual le recomiendo mucho leer a todos los interesados en este tema:
“Lo perfecto no ejerce ningún atractivo sobre nosotros. Descansa en sí mismo, lejos de la vida normal. Únicamente podemos amar lo imperfecto. Sólo de lo imperfecto nace un impulso de crecimiento, no de lo perfecto.
El hombre y la mujer se necesitan:
El hombre toma a una mujer porque nota que como hombre le falta la mujer, y la mujer toma a un hombre porque nota que como mujer le falta el hombre. A cada uno de ellos le falta aquello que el otro tiene, y cada uno puede dar lo que el otro necesita. Por tanto, para que una relación de pareja se logre, el hombre tiene que ser hombre y seguir siéndolo, y la mujer tiene que ser mujer y seguir siéndolo.
El vínculo y sus consecuencias
Ahora bien, cuando el hombre toma a la mujer como su mujer, y la mujer toma al hombre como su hombre, la pareja consuma el amor como hombre y como mujer. Esta consumación del amor tiene efectos profundos en el alma. A través de ella, el hombre y la mujer se vinculan de manera indisoluble. Después ya no están libres, aunque lo quisieran.
Lo explicaré mediante algunos ejemplos:
¿Por qué resulta doloroso cuando una pareja se separa? ¿Por qué, en una separación, se dan esos enfrentamientos tan violentos? ¿Y por qué se producen esos sentimientos dolorosos de fracaso y de culpa en una separación? Todo esto se da porque existe un vínculo. Cuando un hombre y una mujer, vinculados por la consumación del amor, se separan y, posteriormente, buscan y encuentran nuevas parejas, pronto se darán cuenta que el vínculo con un segundo compañero no es el mismo que con el primero, porque el primer vínculo sigue actuando. Así, pues, también el sentimiento de dolor y de culpa en la separación de un segundo compañero es menor que con el primero, y con una tercera pareja aún es menor, y a partir de la cuarta, casi ya no duele.
Una vez, un hombre me dijo que estaba buscando una relación estable y duradera. Le pregunté:
-¿Cuántas relaciones serias has tenido ya?
Me contestó:
-Siete.
-Entonces ya puedes olvidarte. Ya no puedes establecer ninguna relación duradera.
Él me preguntó:
—¿No hay ninguna solución?
Le respondí:
—Sí hay una. Si respetas y reconoces a esas siete mujeres; si tomas con amor aquello que te dieron y lo honras, y si en tu interior recoges todo aquello que te dieron para luego aportarlo a la nueva relación, entonces tendrá la posibilidad de lograrse.
El hecho de que existan vínculos anteriores no significa que ninguna relación posterior se pueda lograr. Ahora bien, únicamente se logra bajo la condición de que la relación anterior sea respetada y reconocida. Cuando trabajo con personas que se encuentran en esta situación, le pido por ejemplo al hombre que le diga a su primera mujer: «Mi amor perdura». Ésta es una bella frase. Así, la primera mujer es respetada y reconocida y, por regla general, queda reconciliada. Donde no ocurre así, se dan embrollos extraños, ya que la pareja anterior suele ser representada en la relación nueva por uno de los hijos, sin que este hijo ni nadie más sea consciente de ello.”
Espero que les haya gustado mucho este texto y nos ponga a todos a reflexionar sobre nuestro pasado es decir, los ancestros de nuestras relaciones actuales.