Para este Blog he estado investigando mucho sobre la dependencia emocional, pero lo que más me impactó de toda esta investigación fue la charla sobre el ”Apego seguro”, que me dieron en el Jardín de mi hija.
Primero, me empezaron a explicar sobre las tres áreas principales del cerebro, que son, el cerebro reptiliano que es el encargado de nuestros impulsos de supervivencia; el sistema límbico que es nuestro cerebro emocional, y la neocorteza, es decir, nuestra mente, la que nos permite tomar decisiones.
Lo que me sorprendió de la conferencia es que los niños, hasta no tener 25 años, no tienen totalmente desarrollada la habilidad de contener y regular sus emociones; es por eso que, necesitan de un adulto que los apoye a hacerlo. Hicieron énfasis en que los niños y adolescentes no pueden regularse y contenerse entre sí, porque sus cerebros aún no han desarrollado esa habilidad, y por eso la presencia de un adulto es clave. Pero a partir de los 25 años los adultos tienen las capacidad de autorregular sus emociones por sí mismos, de contenerse y apoyarse el uno al otro.
Claro, era una conferencia para mi rol como madre, pero también empecé a entender muchas cosas de nosotros los “adultos”.
Para explicarlo con la imagen, inteligencia emocional es cuando la neocorteza (azul) tiene la capacidad de regular todo aquello que sucede en el sistema límbico (verde) y así tomar decisiones de forma consciente y no por impulso.
Ahora, con esto no estoy diciendo que después de los 25 años ya no necesitamos de nadie, ¡todo lo contrario!. Una de las cosas que caracteriza al ser humano, es su capacidad para socializar y compartir. Nos necesitamos los unos a los otros.
Lo que sucede con la dependencia emocional, es que si en nuestra infancia no aprendimos a ser autónomos, independientes y a desarrollar adecuadamente estas áreas del cerebro, llevaremos a nuestra etapa adulta todas estas falencias.
Para entenderlo mejor, puesto en ejemplos y casos de la vida real, es algo así:
- Si mis cuidadores o padres no eran muy cariñosos, es normal que desarrolle lejanía en las interacciones personales, o que busque cualquier tipo de relación afectiva para suplir esa carencia de cariño.
- Si siempre estuve rodeada de adultos que hacían todo por mi y resolvían mis problemas, es normal que entonces, busque amistades o relaciones que me resuelvan todo, porque nunca desarrollé la capacidad de resolver mis asuntos.
- Si tuve padres muy ausentes, que viajaban mucho, puede que haya generado un trauma y de adulta sea una persona muy celosa e insegura y tengo la necesidad de estar revisando cada hora que está haciendo mi pareja.
Con esto no quiero decir que hay que echarle la culpa de todo a nuestros padres o cuidadores, todo lo contrario, si eres una mujer de más de 25 años, ahora tienes la responsabilidad de aprender a crear nuevas conexiones cerebrales, cambiar tus patrones y creencias, porque tienes la capacidad de hacerlo.
Básicamente, ¡no hay excusas!. Debemos hacer nuestro trabajo interno, observar nuestras dependencias, recorrer el camino de la autonomía y reforzar nuestra autoestima. El pasado sólo nos ayuda a comprender nuestro comportamiento de hoy, y comprenderlo nos ayuda a hacer cambios verdaderos en nuestros hábitos y patrones.
Hoy te pregunto entonces, ¿Cuál es tu tipo de dependencia emocional?
Todas tenemos dependencias emocionales, pues ninguna tuvo un pasado perfecto y sin traumas, así que reconstruir nuestra autoestima poco a poco y ser cada día más independientes es nuestra mayor responsabilidad.
Para reconocer si soy emocionalmente independiente o no, en cuanto a la relaciones de pareja, mira el siguiente video: