Este fin de semana emprendí unas pequeñas vacaciones totalmente sola y me di cuenta que hacía 7 años no lo hacía. Decidí escribir este artículo porque desde la última vez que viajé sola a Asia durante 8 meses, fui dándome cuenta que había perdido la costumbre de aventurarme sola en la vida y el mundo. Cuando hablo de “aventurarme sola en la vida y el mundo” me refiero a la capacidad de despertar mi poder personal y darle fuerza a mis decisiones. Así que si eres una de esas mujeres que quiere despertar su poder personal y aprender a tomar decisiones, te recomiendo que lo primero que hagas es emprender un viaje sola, aquí en el texto explico porqué.
1- Tener la capacidad de soltar apegos
Viajar por periodos largos nos permite observar todos los apegos que tenemos en nuestro día a día, haciéndonos conscientes de ellos. Por ejemplo, sólo podemos ver el apego cuando nos alejamos del objeto de apego: por ejemplo a la familia, el novio, el trabajo. Hay personas que emprenden un viaje y no pueden parar de hablar con la familia y otras que no soportan la idea de dejar de trabajar. Alejarse es la mejor forma de observar nuestros apegos y así poderlos trabajar, pues al viajar dejamos atrás nuestra cotidianidad.
2- Salir de tu zona de confort y conocerte íntimamente
Todo viaje, aparte de sacar una foto bonita al frente de la Tour Eiffel para ponerla en Facebook y decirle a todo el mundo que estuviste ahí, tiene un lado más profundo. Aventurarse significa tomar riesgos y enfrentar algo nuevo y desconocido. Cuando externamente enfrentamos algo nuevo y desconocido, hacemos lo mismo internamente, pues exploramos lugares oscuros de nuestro interior que en la vida cotidiana no somos capaces. Un viaje siempre te llevará a ir un poco más allá de lo conocido, te mostrará verdaderamente de qué eres capaz y te invitará a ver un aspecto de ti misma que no conocías. Estos viajes solitarios nos permiten ver tanto nuestra sombra como nuestra luz, podemos ver nuestra creatividad y amabilidad, al igual que nuestros más profundos miedos, los cuales no veríamos si estuviéramos en “casa”.
3- Aprender a relacionarte contigo misma
Son pocas la veces que tenemos la oportunidad de estar solas, de vestirnos bonitas, ir a tomar un café con nosotras mismas y disfrutar de nuestra presencia o de ver un paisaje y reafirmarnos como mujeres. Esos momentos son preciosos, porque la verdad es que la persona con la que vamos a estar 24 horas al día hasta que muramos va a ser nosotras mismas. Todas debemos llegar a un momento en nuestras vidas donde estar solas nos haga sentir felices, nos llene de tranquilidad y nos sintamos amadas por nosotras.
4– Amor propio: tu relación con el dinero
En los viajes aprendemos mucho de nosotras y sobre todo de la forma en que nos tratamos, pues cada movimiento que hacemos nos cuesta y tiene un valor ¿Eres de las que mide cada centavo? ¿sabes darte regalos y lujos? ¿cómo es que de verdad te tratas a ti misma?
Un viaje es la situación perfecta para realmente ver cómo nos tratamos y cómo nos relacionamos con nosotras: si nos mimamos o no, si estamos dispuestas a invertir en nosotras o no. Recuerda: la forma en la que nos tratamos en los viajes, es la misma que aplicamos en nuestro día a día.
Viajar sola es de las mayores aventuras que podemos tener, porque se trata de ir profundo dentro de nosotras y vernos tal cual y como somos; es la mejor oportunidad para aprender a relacionarnos con nosotras en honestidad. Así que si eres una de esas mujeres que nunca ha viajado sola te recomiendo hacerlo, pues conocerás más de ti y lo más importante es que ganarás mucho poder personal porque te reafirmarás a ti misma y aprenderás a valorar cada decisión que tomas.