Autoestima y autoconfianza son dos términos que van muy de la mano, sin embargo, existen algunas diferencias entre los dos. Mientras que el autoestima se mide en qué tanto te valoras a ti misma, la autoconfianza, por otro lado, determina qué tanto crees en ti.
El autoestima
El autoestima se desarrolla en una mujer cuando ella se valora a si misma, es decir, cuando vive en lo que merece y no en lo que necesita.
¿Cuándo vivimos dentro de lo que necesitamos?
Vivimos de lo que necesitamos cuando atraemos constantemente nuestras carencias. Por ejemplo, al momento de buscar un apartamento hiciste una lista de todo lo que quieres, pero al salir a buscarlo no lo encuentras y comienzas a ceder: “la tina no es necesaria”, “puedo vivir en el sótano, realmente tener una buena vista no es tan importante”, “yo creo que 1h30 de viaje ida y vuelta al trabajo no es tan grave”; y así poco a poco vamos cediendo lo que merecemos por lo que necesitamos. Y lo peor de todo, es que eso nos sucede en el momento de buscar trabajo o pareja. Cedemos frente a un mal sueldo o a que nos traten mal, a que sean celosos, a que nos pongan los cachos, o a que fumen marihuana sólo porque nuestra necesidad de “tener un sueldo” o de “no estar sola” es más grande y más fuerte que tener un poco de paciencia y autoestima para esforzarse por conseguir lo que merecemos. Todas hemos pasado por ahí, en algún momento todas hemos cedido en algo sólo porque se nos olvida valorarnos.
¿Cómo dejar de vivir en las necesidades?
La necesidad es contentarse con lo mínimo, es de decir, un hombre (cualquiera), un trabajo (cualquiera) un techo (donde sea), una comida (que me quite el hambre). Entonces para salir de lo que necesito, debo primero cansarme de eso, debo cansarme de seguir atrayendo lo mínimo y no lo que merezco, de manera que debo diferenciar entre esas dos cosas. Para aprender a diferenciarlas debo saber qué es lo que disfruto, qué es lo que me gusta y que me hace realmente feliz. Por ejemplo: “yo disfruto mucho de las tinas, por eso mi casa debe tener una tina”. No es un simple capricho es cuestión de placer y disfrute, pues sólo podemos atraer lo que merecemos cuando lo disfrutamos, de lo contrario no habría motivación para materializarlo. Una mujer empoderada es aquella que sabe disfrutar de la vida.
Entonces te vuelvo a preguntar: ¿Cuál es el hombre, trabajo o apartamento con el que te sentirías realizada, plena y disfrutarías al máximo?
Una vez sabemos lo que disfrutamos y nos hace felices, debemos tener el valor de decir “No” a todo lo que no cumpla con ese estándar, es decir, debemos parar de ceder a todo lo que no disfrutamos. Porque si cedemos, terminamos de nuevo en nuestras necesidades y carencias. Saber decir “No” es amarnos, es no negociar por un precio inferior a lo que nosotras valemos.
La autoconfianza
La autoconfianza se da cuando logramos algo que nuestra mente creía posible. Es la capacidad de actuar hacia un objetivo y conquistarlo creyendo en nosotras. Es saber que hay miedos por enfrentar, pero no tenerle miedo a esos miedos. En resumen, la autoconfianza es creer en ti y en tus capacidades.
¿Cómo genero autoconfianza en mí?
Lo primero que debemos hacer, y que hago en mis sesiones de coaching, es escribir una lista de por lo menos 50 logros que hayamos realizado a lo largo de nuestra vida. Pues lo que somos ahora es la suma de pequeños triunfos, desde aprender a lavarnos los dientes y amarrarnos los zapatos hasta ganarnos el premio al mejor empleado. Todos los pequeños triunfos fueron grandes logros en su momento, imagina la satisfacción que tuviste cuando tenías un año y caminaste por primera vez. Y así, en la infancia acumulamos los logros de la autonomía y aprendimos a hacer las cosas solas, en la adolescencia los triunfos fueron más emocionales e incluso intelectuales como en el colegio y la universidad. Como adultos los triunfos o logros son diferentes como la autonomía económica, el profesionalismo y las relaciones de pareja. Y como ancianos los logros se miden más por una cuestión de realización personal.
Cada vez que conquistamos un logro, ganamos una nueva habilidad y generamos mayor confianza en nosotras mismas. Por eso la lista de mínimo 50 logros nos apoya ver nuestra grandiosidad con objetividad y nos dice: “Si pude hacer esto cuando tenía 25 años, entonces ahora puedo lograr esto otro”.
La autoconfianza y las creencias
Existe una frase clave para el trabajo sobre la autoconfianza y es: “Creer es crear” eso quiere decir que somos creadores de nuestras realidades, dependiendo de las creencias que tengamos instaladas en nuestra mente. Si creo que algo en mi vida es imposible será muy difícil desarrollar la autoconfianza en mí para lograrlo. Sin embargo, si pienso lo contrario, es decir: “yo creo que todo es posible”, comienza a surgir la confianza dentro de nosotras. Recuerda que lo único que nos dice que algo es imposible son nuestros miedos, y éstos los tendremos que enfrentar por el resto de nuestras vidas. Por lo tanto, confiar en nosotras es saber que podemos enfrentar miedo tras miedo. Por eso las afirmaciones: “yo puedo”, “yo soy capaz”, “yo creo que esto es posible”, serán nuestras mejores aliadas en el momento de reafirmar nuestra autoconfianza. Recuerda que existe un poder muy importante en nuestra mente con respecto a lo que creemos, por eso debemos utilizarlo a nuestro favor y no en nuestra contra.
En conclusión, la verdadera autoestima surge cuando primero he aprendido a confiar en mí, es decir que no existe autoestima sin autoconfianza. Debo primero reafirmar y conocer mis capacidades para poderlas valorar y nunca más rebajarme por algo que no merezco. Recuerda que todo lo que existe es porque alguien un día lo soñó y los que conquistaron esos sueños fueron quienes confiaron en si mismos y tuvieron el valor de reafirmar su autoestima.
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