La maternidad llega con una gran cantidad de cambios en nuestra vida, que nunca nos imaginamos. Es el momento de dejar atrás a la adolescente interior que disfruta de la vida, para solamente pensar en ella y empezar a integrar a la adulta que tiene nuevas responsabilidades; pues, ser madre es un gran cambio, porque es el momento en el que la mujer se enfrenta a nuevas situaciones, las cuales nadie puede prepararla.
La maternidad es pintada por la publicidad como momentos dulces y mágicos, y sí que lo es, pero después de esos momentos de amor incondicional y de satisfacción plena, aparecen los momentos de estrés, angustia y miedos, que nunca creíamos que teníamos. Es por eso que, para celebrar el día de la madre, quiero hablar un poco sobre esos aspectos que toda mujer desarrolla al volverse madre, aumentando así su estrés y su ansiedad, pero al mismo tiempo, aparecen dones y cualidades dentro de nosotras que no sabíamos que teníamos.
Empecemos primero a hablar de las causas del estrés y la ansiedad en la maternidad.
1- La presión y expectativa social.
Cuando tenemos hijos, las abuelas, y en especial todas las mujeres que son madres van a decirnos que es lo que tenemos que hacer con nuestros hijos. Todos van a opinar sobre cómo criarlos, y nos van a decir qué estamos haciendo bien o mal. Esto tiende a estresarnos, provocándonos ataques de rabia y que dudemos de nosotras como madres. Cuando nos importa mucho el “qué dirán” y dudamos de nuestras capacidades, el estrés y la angustia aumenta en nosotras.
Tip: aprende a ponerle un límite a la opinión de otros.
2- La idea de la mamá perfecta:
La sociedad nos entrega un concepto de lo que es ser buena madre, y cuando vemos que no somos esa mamá que nos han mencionado, nos empezamos a comparar, haciendo que nuestra autoestima disminuya y que la angustia se apodere de nosotras. Lo que debemos entender es que nunca vamos a cumplir con las expectativas de lo que es ser la “mamá perfecta” y debemos quitarnos esa carga de encima.
Tip: La única solución para eso es comprender que ya somos perfectas y que estamos aprendiendo en el camino.
3- La culpa:
Todas las mamás sufrimos de culpa y nos cuestionamos constantemente si lo que estamos haciendo está bien o mal. Nos preguntamos si está ok dejarlos en el jardín, si deberíamos trabajar o no, si les damos suficiente atención o no, entre otras cosas. La culpa surge mucho cuando empezamos a desempeñar diferentes roles y actividades, y estos interfieren los unos con los otros.
Tip: el mejor remedio para la culpa es mantener un equilibrio en nuestras vidas y priorizar.
4- La abnegación y sacrificio
Cuando desempeñamos tantos roles en nuestras vidas, como el ser madre, esposa, profesional, empresaria, hija etc… estos tienden a competir entre sí, y para perfeccionar uno, debemos dejar a un lado otro temporalmente.
Los primeros años del niño es cuando más atención debemos darle a nuestros hijos, olvidando por completo roles como el de esposas, o de profesionales; incluso, llegamos a olvidarnos de nosotras mismas, así que constantemente sacrificamos un rol por el bien de otro.
Tip: El sacrificio viene de la palabra “sacro” que significa sagrado, así que es bueno empezar a ver nuestro rol como sagrado y eliminar la comparación, la culpa y las expectativas. No estamos haciendo algo mal, estamos cumpliendo con nuestro rol y aprendiendo de nosotras, mientras lo ejercemos.
5- Los nuevos miedos
Todos los puntos anteriores ponen nuestro carácter a prueba y nos pulen, pero lo que más se intensifica en la maternidad, son los miedos. Desde el momento en que quedamos embarazadas, tenemos miedos absurdos, como creer que al caminar me voy a caer y a perder el bebé. Esta clase de miedos se intensifica cuando el bebé nace, haciendo que vayamos a verlo cada 5 minutos para asegurarnos de que está respirando.
El miedo surge porque debemos activarnos para mantener a nuestros hijos con vida y protegerlos de cualquier peligro. El problema es que juegan con nuestra cabeza y nos llevan al borde del estrés y la angustia.
Tip: Aprender a controlar nuestra mente es clave para disminuir la ansiedad que producen los miedos.
Ahora, no quería dejar este blog hablando de la luchas internas de la maternidad sin hablar del lado positivo y del que vale la pena vivir.
El lado lindo de la maternidad
Creación y magia
Sentir crecer una personita en la barriga es una de la cosas más increíbles y más asombrosas de la vida. Para mi es como magia, es algo inexplicable que te llena de esperanza y nos muestra lo maravillosa que es la vida misma. Esa experiencia de creación nos enseña que para nosotras, todo es posible.
La paciencia
Para poder crear debemos tener paciencia. Como madres sabemos que todo tiene su tiempo, pues, debemos esperar 9 meses para poder ver a nuestros hijos, siendo esta la enseñanza más valiosa de la maternidad. Sabemos que sacar al bebé antes de tiempo puede ser perjudicial, no solo para él, sino también para nosotras. Es por eso que, no podemos apresurar las cosas.
El ser humano es el mamífero que más se demora en ganar su autonomía e independencia. Un tigre está con su madre 3 años hasta que se establece en un nuevo territorio, en cambio, los humanos nos demoramos 18 años si nos va bien.
Así que ver a nuestros hijos crecer, educarlos y enseñarles a ser autónomos e independientes requiere de mucha paciencia y persistencia.
El amor
Casi todas las madres coincidimos en que el amor que uno siente por un hijo es un amor verdadero e incondicional que te hace llorar de felicidad en cualquier instante.
Es un amor lo suficientemente grande para que a pesar de todas las pataletas y los llantos para exigir atención, sigamos ahí incondicionalmente.
La nutrición
Al ser madres, se desarrolla un instinto de protección y surge de nosotras el don de la nutrición. Primero surge al darle pecho a nuestros hijos, pero luego nos damos cuenta que nutrir no es solo alimentar, sino también abrazar, amar, proteger y entregarle todo lo que podemos a nuestros hijos, para que poco a poco sean autónomos e independientes.
El camino de la maternidad es muy satisfactorio, aunque tenga sus cargas de estrés y angustias descontroladas. Ella nos desafía nos pule y nos pone a prueba, para que seamos cada vez mejores personas. Si te gustó este blog, porfavor compártelo con tus amigos.