Este verano aprendí, en una conferencia, que lo que las personas más buscan en Google es: “Paz interior”. Por lo general buscamos lo que no tenemos, es decir que la humanidad quiere ser feliz, pero la verdadera pregunta es: ¿por qué aún no somos felices? ¿qué es todo aquello que nos impide serlo?
Estas preguntas me hicieron reflexionar sobre la relación que tenemos con nuestra sombra, o nuestros pensamientos y de cómo podemos aprender a cnvivir con ella. Así que en las siguientes palabras resumiré las dos razones que nos impiden llegar a la felicidad y dos soluciones para lograrlo.
Amamos nuestra sombra
Estamos tan acostumbradas a vivir con nuestra sombra, y todo lo que nos dice en la mente, que llega un punto en el que comenzamos a identificarnos profundamente con lo que dice creyéndole todo. Aceptémoslo, padecemos del síndrome de Estocolmo con nuestra sombra secuestradora. Convivimos suficientes horas al día con nuestro lado oscuro como para terminar amando el sufrimiento y el drama, como si no hubiera nada diferente en nuestras vidas. Es como si dentro de nosotras se sintonizara una telenovela eterna donde los tópicos principales son: celos, envidia, tristeza, rabia, angustia, preocupación, desilusión, etcétera (si quieres puedes continuar añadiendo palabras a la lista).
Nos dejamos llevar por nuestra sombra
Es tan experta nuestra sombra que nos hace creer que somos ella y nos hace actuar como ella quiere que actuemos. Por ejemplo, a Susana de la oficina le dieron un aumento y a mí no ¿Adivinen qué sombra apareció de repente dentro de mí? ¡Sí! la ENVIDIA. Y comienzo todo un “lindo” proceso de emociones y pensamientos con respecto a la situación, e inclusive acciones contra la inocente Susana (como chismes y esas cosas que las mujeres NO hacen) ¿Te parece familiar?
Si te dejaste llevar y actuaste bajo la influencia de la acción negativa ¡BANG! Perdiste, tu sombra gana, hizo lo que quiso contigo.
Solución: Ríete de tu propia sombra
La verdadera maestría de la paz interior o de la felicidad, es justamente poder observar la emoción que está actuando dentro de ti y dejarla ir. (Sí yo sé… esto suena muy Zen e iluminado). Puede que aún no tengamos la capacidad de dejar ir la emoción así tan fácil, pero sí podemos hacer algo al respecto. Y eso es justamente burlarnos y reírnos de nuestra sombra.
Cuando tengas rabia, ríete de tu rabia, ridiculízala y diviértete con ella. De esa forma ella tendrá menos fuerza dentro de ti. Apóyate en tus amigas, cuando tu sombra principal aparezca permíteles a ellas que se burlen también y sígueles la corriente. Nada en la vida es tan serio como parece.
Beneficios de burlarnos de nuestra sombra
- Elimina el juicio interno: toda emoción negativa está ligada a una reacción o estímulo del mundo externo. Al reírte o burlarte, el pensamiento que creó esa reacción pierde fuerza.
- Hacer pequeño lo que parece grande: cuando nos reímos, hacemos que el problema que aparentemente parece gigante se vuelva pequeño, algo más manejable y hasta divertido.
- Disuelve tensiones: toda emoción o pensamiento negativo genera tensiones, pero cuando aprendo a reírme y a burlarme de la situación, todas las tensiones de aquello que yo pensaba en “serio” se disuelven.
- Trae armonía: La risa trae armonía donde quiera que vaya, nos conecta los ángeles y los seres de “arriba”.
Hasta que no logremos des-identificarnos de nuestras sombras o nuestros pensamientos, no podremos comprender la profundidad de la vida. La forma más fácil para desapegarnos de nuestros problemas es reírnos de ellos. Burlarte de tus propios problemas significa que entraste en total aceptación de ellos y podrás trascenderlos y superarlos con mayor facilidad. Toda familia, empresa o grupo de amigas debería tener como mínimo una persona que traiga la risa y el humor a nuestras vidas. Recuerda: las mujeres que se ríen de si mismas son más felices.