En esta ocasión quiero compartir con ustedes un texto de David Deida, sobre los escudos que pone una mujer alrededor de su corazón. Me sentí identificada pues, al fin y al cabo, todos buscamos felicidad y anhelamos vivir en armonía con el mundo que nos rodea, pero muchas veces no vemos claramente qué es lo que nos aleja de alcanzar esa felicidad. Espero que este texto aclare algo dentro de ustedes mujeres… y también dentro de ustedes hombres.
Las armaduras del corazón
Son tres las principales armaduras que formamos alrededor de nuestro corazón:
En la niñez, la primera capa que se forma es un escudo de energía masculina porque cuando éramos pequeñas alguien nos dijo que nuestra hermana era más linda que nosotras o porque tuvimos una madre sumisa, y entonces “comprendimos que la forma de hacerse valer y hacerse amar era siendo inteligente o siendo exitosa e independiente”.
En la adolescencia, creamos la segunda capa, un escudo de energía femenina falsa o superficial. Nuestro corazón ya tiene un primer escudo, por lo tanto, en la adolescencia no podemos conectarnos con nuestra verdadera esencia femenina, entonces creamos un feminidad superficial para atraer al atención de los hombres y sentirnos amadas. Así generamos la segunda capa con la que “necesitamos que nuestra superficie brille y se haga notar para que los hombres la vean”. En esta etapa de nuestra vida aprendimos a manipular a los hombres y a desvalorarnos como mujeres.
Ya siendo adultas, comenzamos a generar nuestra tercera armadura. Esta se formó cuando tuvimos una relación con un hombre y nos traicionó, entonces es cuando nos decimos a nosotras mismas: “soy una mujer independiente, tengo mi propia carrera y no necesito a los hombres”. O cuando la que te traicionó fue tu mejor amiga porque estuvo con tu novio, entonces decidiste no volver a confiar en las mujeres y te quedaste sola sin poder volver a confiar en nadie.
Cada uno de estos escudos que formamos desde el miedo, han logrado que nuestro cuerpo se haya vuelto rígido, que nuestro rostro tenga tensiones y que nuestros orgasmos sean poco profundos, pues perdimos la capacidad de entregarnos. Estos escudos basados en el miedo, confunden a nuestra mente con deseos que nos conflictúan: “necesito tener independencia y ganar seguridad”, “necesito defenderme frente a un hombre”, “necesito ser exitosa por mí misma”, “no puedo confiar ni en las mujeres”. Estos escudos bloquean el flujo genuino emocional femenino, entonces nos sentimos, estancadas, con rabia e ¡histéricas!
Consecuencias de las armaduras
Así nos damos cuenta que vivimos en un mundo donde rodeamos nuestro corazón de mentiras. Porque nuestra esencia femenina sabe que los pensamientos que tenemos (esos que nos vuelven locas) son puras mentiras que nos inventamos a nosotras mismas: “la belleza está de la piel hacia afuera”, “tengo que ser inteligente para ser valorada”, ” no puedo confiar en los hombres”, ” mi mente es más importante que mi cuerpo”, ” si quiero el amor de un hombre, tengo que hacer que él me desee a toda costa”, “las personas me amarán si soy exitosa o flaca y bonita”.
Entonces comenzamos a atraer hombres con otros escudos en el corazón, hombres que desistieron de buscar su propia libertad y se llenaron también de mentiras, hombres que se mienten a sí mismos y por lo tanto, te mienten a ti. Y frente a frente se encuentran dos corazones con armaduras.
Pero jamás podremos desconectarnos de nuestra esencia y en el fondo de nosotras anhelamos poder confiar en los hombres y en las mujeres, anhelamos entregarnos y ser un constante flujo de amor. Sabemos que somos capaces de sentir un amor profundo, pero cuando tenemos la oportunidad de hacerlo nos cerramos, porque tenemos miedo de ser heridas de nuevo. Y entonces, el hombre no siente nuestro amor sino que siente todas la armaduras que nos hemos puesto. El escudo de deseo de independencia, el escudo de querer ser amada, el escudo del miedo a ser herida.
Y por dentro aun nos seguimos preguntando porqué nuestras relaciones fracasan, porqué los hombres no nos entienden y la verdad es que no hemos tenido el valor de ver profundo lo que nuestro corazón nos dice, no hemos mirado hacia adentro para ver uno a uno los escudos que nos hemos puesto. Las mentiras que nos hemos dicho, las metas falsas que nos hemos impuesto…
Lo que las mujeres queremos
Una mujer sólo quiere encontrarse con su propio corazón, ese corazón que esta enterrado en capas de frustración y dolor. Toda mujer quiere rescatar su corazón para entregar y recibir amor, que este flujo de energía sea permanente en su corazón. Sólo queremos AMOR, queremos estar abiertas y rendirnos al amor, poder quitar todas la barreras, ser tan vulnerables que sólo exista el amor en nosotras. Que seamos una danza donde entre el amor y se multiplique.
En estos tiempos, para amar de verdad se necesita mucho valor. Valor para reconocer que estas armaduras las hemos puesto nosotras, valor para enfrentar las armaduras, valor para tomar estas armaduras y botarlas. Y se necesita también de mucho valor para perdonarte por haber puesto las armaduras en tu camino, por haberte traicionado a ti misma.
La verdadera liberación de la mujer se da cuando ella se da cuenta que estaba cultivando su inteligencia o deseando ser exitosa por miedo a no ser aceptada. Cuando de da cuenta que sólo quería llamar la atención de los hombres por miedo a quedarse sola o cuando se da cuenta que tiene miedo de amar porque no quiere ser herida de nuevo.
Y el verdadero cambio surge cuando la mujer comienza a cultivar su inteligencia por el placer de hacerlo, porque hace lo que más ama, entonces su corazón se abre y entra en el flujo constante de amor y su esencia se activa. La mujer se comienza a dar cuenta que es exitosa porque vive FELIZ, porque SU CORAZÓN SE ABRIÓ y perdió el miedo a ser herida de nuevo. Cuando la mujer hace lo que ama, se conecta con su esencia, con el universo, y es un canal de belleza y armonía, entonces es admirada por todos y llama la atención porque su CORAZÓN ES BELLEZA.
Esa es la nueva generación de mujeres, mujeres integrales, mujeres que integran el amor, la belleza y la armonía a sus vidas…
“Sólo la mujeres pueden sanarse entre mujeres. Cuando las mujeres se unen, llega la abundancia a la tribu” Sol Nyma 2012.
Ukanty 14 octubre, 2012
Que caigan las armaduras!!! y amarnos…y sentir a través nuestro como fluye el amor en el Universo…. Me encanta la frase de Sol Nyma me remonta a la tribu de hermosas mujeres indígenas…unidas en un solo corazón, con una causa noble común…Gratitud por las palabras.